Te dejo, te guardo. Me voy.

El amor es un paso. El adiós debe ser otro y ambos deben ser firmes Con los sentimientos a flor de piel escribo y me confirmo lo que más temía: no te he superado. Duele. Y duele más de lo que pensé, no te había dejado ir, estaba queriendo caminar pero sin moverme en realidad. Me siento como cuando jugaba “stop” de peque y no tenía que moverme ni un centímetro, pero aún así caminaba dejando la puntita de mi pie en dónde se tenía que quedar. Es desgastante vivir así, porque estoy atorada, pero también estoy segura que ha habido ocasiones en las que he salido del círculo negro y al sentirme frágil, regreso. Me quedo. Me agarro fuerte de algo que ya no es, que ya no está, y que aún sabiendo eso, vuelvo. El problema es sentirte mío, es sentirme aún tuya. Hoy me duelo al romper el círculo. Al darme cuenta que esto no es lo que quiero y de lo difícil que será. Sin embargo, me siento lo suficientemente capaz de...